"Una Historia: ""Tenemos Mucho Que Aprender De Ellos""
Todos los años, se llevan a cabo las Olimpiadas Especiales para personas discapacitadas en Seattle, EE. UU. En 1976, en las Olimpiadas Especiales de Seattle, 9 personas con discapacidad mental y física se alinearon en la línea de salida de los 100 metros. Entre ellos, hubo participantes que ni siquiera podían caminar a una velocidad casi normal con su bastón especial.
La señal de inicio no se hizo con un disparo como de costumbre, sino que la carrera comenzó presionando el botón de un piano. Cuando se dio la señal de salida, todos se movieron juntos. Este no fue un comienzo rápido como de costumbre, pero todos querían ganar o al menos terminar la carrera con una sonrisa en la cara.
Todos redujeron la velocidad y miraron hacia atrás. Entonces, de repente, cambiaron de rumbo y se volvieron hacia atrás.
Llegaron a un joven. Uno de ellos, una niña con síndrome de Down se inclinó, lo besó en la mejilla y dijo:
""Esto le va a ayudar""
Luego, todos se cogieron de las manos y caminaron juntos hasta la línea de meta. Todos en el estadio se pusieron de pie y aplaudieron durante unos minutos. Las personas que presenciaron este evento aún cuentan esta historia. ¿Por qué? Porque conocemos esta verdad única: lo que importa en esta vida es más que ganar para nosotros mismos. Lo importante en esta vida es ser feliz y ayudar a otras personas discapacitadas a ganar, aunque eso signifique frenar y cambiar nuestro rumbo.
Con este proyecto, nuestro objetivo es permitir que las personas desarrollen los mismos sentimientos y deseos para los niños y las personas con discapacidades mentales y, además, mejorar la experiencia de quienes los ayudarán.